Tanto el gusto como el olfato son de gran importancia en la supervivencia y el día a día de un caballo. Son pequeñas alarmas, realmente eficaces.
Hasta tal punto que gracias a ellos saben si los alimentos o el agua están en buenas condiciones.
El caballo usa el olfato para conocer y comprobar cosas que le son extrañas. Así le vienen muchos datos y por lo tanto información para analizar nuevos ambientes, nuevos objetos...
El olfato les permite recordar a viejos amigos y enemigos. También se suelen saludar oliendo el aliento de los otros.
Las yeguas con los potros dan mucha importancia a los olores corporales de uno y otro.
Los caballos también nos reconocen por el olor, por lo que si cambiamos de colonia, desodorante, etc. Pueden confundirse bastante.
Los caballos salvajes son capaces de distinguir olores a varios km, tal que hembras en celo a 1 km. Como otros animales, los caballos también marcan el territorio por medio del olor:Excrementos, orina, etc. No suelen comer allí donde hay excrementos u orina.
Los caballos son muy selectivos con la comida, primero por el olfato y luego por el sabor. Lo amargo no les suele gustar, y lo dulce les vuelve locos. A algunos caballos les gusta también mucho la menta.
Si prueban algo amargo, como buena parte de las plantas venenosas de su entorno lo suelen escupir, e incluso devolver.
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